12 de Noviembre del 2017
“La llegada de un hermanito o hermanita es un acontecimiento que trae grandes alegrías, pero también, grandes cambios. La vida y la rutina de la familia cambian y se ajustan al ritmo impuesto por el recién nacido… Es normal que sea precisamente el hijo mayor el que resienta, en mayor medida, esta novedad”.
El recién nacido concentra toda la atención, los cuidados, el afecto y la curiosidad de todos quienes visitan la casa, y la vida familiar empieza a regularse en función de sus necesidades y demandas. Es importante considerar lo que significan estos nuevos cambios para el hermano mayor. Cuando antes recibía toda la atención de quien venía a la casa, o de sus mismos padres, ahora debe compartir y hasta delegar el centro de atención a su hermano pequeño.
Papel del hermano mayor
Muchas veces los “hermanos mayores” no están preparados ni dispuestos a asumir este rol, y por tanto, no debemos forzarlos, ni decirle frases como: “ahora debes dar el ejemplo”, “tienes que portarte bien”, “hay que cuidar a tu hermanito”, ya que esto sólo aumentará la rabia y angustia contra el recién llegado. El niño debe sentirse querido y mimado como era antes del nacimiento , ya que de lo contrario puede desarrollar conductas rebeldes o regresivas, incluso puede disminuir su autoestima.
Hay que tener cuidado con sentimientos de tristeza, angustia y sensación de haber sido desplazado. La intensidad y duración de estas emociones van a estar relacionados con la forma de abordar la situación desde un comienzo, durante el embarazo, nacimiento y primeros días.
Más aún, es el momento pick de los celos, cuando el nuevo bebé comienza a sentarse, estar más atento y participar activamente del círculo familiar. Alrededor de los 6 meses del nuevo hermanito, se considera el punto más sensible a la hora de desarrollar dificultades en los hermanos mayores.
Algunos de los cambios normales…
Existen algunas conductas, que mientras tengan una corta duración o baja intensidad, pueden ser consideradas normales ante la llegada de un nuevo hermanito:
– Volver a pedir mamadera, si es que la habían dejado.
– Volver a querer usar pañales, incluso hacerse pipí.
– Querer dormir con los padres o estar en la habitación con ellos, donde justamente está el recién nacido la mayor parte del día.
– Mostrarse tristes o irritables con los padres.
– Estar muy sensibles y aumentar el número de pataletas.
– Aprovechar momentos en que nadie los vigila para agredir a su muevo hermanito.
“El razonamiento de estos niños es parecido al siguiente: “mamá prefiere al mi nuevo hermano porque es más pequeño”, por lo que “si me vuelvo a comportar como cuando era bebé, seré nuevamente el preferido”. Este problema, llamado comúnmente “Complejo de Caín” normalmente desaparece en poco tiempo, ya que el niño quiere volver a ser grande nuevamente para disfrutar de las ventajas de ser mayor, siempre y cuando ambos padres estén conscientes de que él también tiene necesidades de amor y caricias”.